Porque hay libros que nos hacen viajar y escritores que nos hacen imaginar ciudades con sólo sus plumas cargadas de vivencias y añoranzas.
En este articulo les presentamos 10 destinos que se han vuelto famosos a punta de tinta.
1.- Shakespeare y Stratford-upon-Avon ( Inglaterra)
Este pequeño pueblo,ubicado cerca de Birmingham, probablemente pasaría desapercibido si no fuera la cuna de nacimiento del famoso dramaturgo londinense William Shakespeare. Más de un millón de turistas visita cada año la casa donde el autor de hamlet nació, el sitio donde murió y su tumba, em medio de calles que nos recuerdan a los tiempos isabelinos.Este lugar es también la casa de la famosa compañia de teatro The Royal Shakespeare Company.
2.- Franz Kafka y Praga ( Republica Checa)
Puede ser por sus dcenas de puentes, su eclectica arquitectura a los cientos de callejones adoquinados que se entrecruzan con los transeuntes, pero Praga definitivamente tiene un aura Kafkiana, que nos recuerda constantemente que él alguna vez estuvo ahí. El callejon de oro Nº 22 donde vivió, la calle Na Porici Nº 7 donde trabajó, el puente Karlov, el café Slavia y el Catillo de Praga alguna vez guardaron sus pasos y se colaron entre sus escritos.
3.- Fernando Pessoa y Lisboa ( Portugal)
Nadie ha podido plasmar mejor la atmósfera de esta ciudad que Fernando Pessoa. Leer su libro el DESASOSIEGO nos traslada a sus aceras empredradas, sus rojos tejados y a esa "alegría sosegada en el aire medio frío". Si uno sube al tranvía Nº 28 se podra recorrer los mismo paisajes que alguna vez pasaron por los ojos de este poetra y sentir los barrios Chiado Y Baixa como propios, mienmtras escucha el sonido melancólico del fado que se cuela por la ventanilla.
4.- Ernesto Sabato y Buenos Aires ( Argentina)
Deambular por el Parque de Lezama o el barrio La Boca es recorrer lo que alguna vez fueron los bajos fondos porteños, esos de los que nos habla Sábato en "Sobre heroés y tumbas", ese Buenos Aires de casas de colores y olor a puerto.
5.- Ernest Hemingway y Pamplona ( España)
San Fermín no sería tana conocida si no por él. Hemingway quedó prendado de sus costumbres taurinas desde la primera vez que vistó Pamplona en 1923. Fiesta es el libro donde plasmó las corridas de toros y el tradicional "encierro"
6.- Mario Benedetti y Montevideo ( Uruguay)
Recorrer su casco histórico, la palza Libertad y la calle Misiones nos trasladan indudablemente a los cuentos y novelas de Benedetti, al tedio de los oficinistas caminando por los edificios grises, a la clase media invisible que habita los rincones del centro, a la cotidianidad más pura de los montevidianos.
7.- J.d Salinger y Cornish ( Estados Unidos)
La desconocida localidad de Cornish ve interrumpida su tranquilidad cada vez que se escuchan los escopetazos que lanza Salinger, el escritor de El Guardían entre el Centeno, para ahuyentar a los visitantes no deseados. Y es que desde 1953, cientos de fanáticos viajan a los bosques de New Hampshire en busca de este ermitaño escritor que decidió recluirse para exiliarse del mundo y , con el paso de los años, dejar de publicar y alejarse de su indeseada fama.
8.- Francisco Coloane y Tierra del Fuego (Chile)
Los paisajes y canales magallánicos han quedado fielmente retratados en gran parte de los libros de este escritor. Con sus relatos, además de adentrarnos en el solidario mundo de los habitantes de esas tierras, nos transportamos a esos fríos e indómitos parajes, a la sensación del viento golpeándonos la cara, mientras observamos enmudecidos cómo el fuerte oleaje choca contra un roquerío.
9.- James Joyce y Dublín ( Irlanda)
Pasear por esta ciudad de la mano de Leopold Bloom, el protagonista de Ulises, es adentrarse en el espíritu dublinense y la mejor manera de conocer sus calles u bares. Bien lo saben miles de fanáticos que todos los 16 de junio emprenden un viaje al pasado celebrando el Bloomsday, pasando por la playa de Sandymount o por una cerveza a Davy Byrnes, para evocar el trayecto que Joyce alguna vez plasmó en palabras.
10.- Jorge Amado y Salvador de Bahía ( Brazil)
Ha sido la gran protagonista de las obras de Amado. En sus escritos se palpa el Salvador real, en el que se entremezclan playas, música e iglesia barrocas con favelas y prostitutas. Ese pueblo afobrasileño, cuyas raíces tocamos subiendo por el elevador Lcerda, rocrriendo los pasjes del Pelourinho, comiendo en el Mercado Modelo o caminando hacia Río Vermelho para llegar a la Rúa Alagoinhas 33, a la casa que alguna vez albergó a este escritor.