El megaproyecto de parque eólico de US$ 235 millones de la empresa Ecopower, con base en Santiago de Chile, busca inicialmente ocupar el área costera del sector Mar Brava, ubicado al oeste de la comuna de Ancud, Isla Grande de Chiloé, en el sur de Chile. El objetivo es la instalación de 56 torres de 80 mts de altura, para generar 112MW de energía, las que serán comercializadas al sistema interconectado central.
La presión generada por el crecimiento económico de Chile, el aumento de sus emisiones de gases de efecto invernadero, consecuencia de su marcada dependencia energética de los combustibles fósiles, así como a los múltiples impactos derivados del cambio climático, apuntan a la necesidad imperiosa de incorporar en el mediano plazo a la matriz energética nacional, la opción de las energías renovables no convencionales.
Sin embargo esta opción también requiere que se actúe dentro de las leyes y reglamentación vigente, teniendo en cuenta las responsabilidades públicas y privadas respecto a la protección ambiental, incluyendo degradación de hábitats, desplazamiento, colisiones y perturbación provocadas a la biodiversidad así como respecto a las dimensiones socioeconómicas, culturales y arqueológicas entre otras.
Mega proyecto de parque eólico Chiloé y el rechazo ciudadano
Tras el ingreso del proyecto a tramitación ambiental, en octubre pasado, la oposición ciudadana no tardó en manifestarse debido a que la localización del mega proyecto afecta un área de gran sensibilidad ambiental, arqueológica y social, junto con constituir uno de los principales destinos turísticos naturales de la región de Los Lagos.
De acuerdo a Bárbara Galletti, presidenta del Centro de Conservación Cetacea de Chile, “cada verano el área marítima costera del noroeste de la comuna de Ancud alberga la mayor concentración de ballena azul en todo el hemisferio sur que visita nuestras costas para alimentarse. A ello se suma la presencia permanente de delfines austral y en primavera de pares madre-cría de ballenas franca austral, clasificada en Peligro Crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Todos ellos protegidos legalmente en Chile y declarados Monumento Natural”.
Galletti explicó que debido a su complejo sistema auditivo, los cetáceos son mamíferos marinos vulnerables a los proyectos de energía eólica. “En el agua los sonidos se propagan con mayor rapidez y con menor pérdida de energía que en el aire. La contaminación acústica generada por las torres eólicas puede producir desde lesiones físicas hasta el desplazamiento de los mamíferos marinos a cientos de kilómetros de distancia” agregó.
En este sentido, Galletti enfatizó que “cuarenta por ciento del proyecto se ubicaría a lo largo de la línea del borde costero, lo que podría ocasionar impactos sustantivos a los individuos que se aproximan a la costa y afectar la población de ballenas azul y otras especies marinas que utilizan la zona a largo plazo.”
Pese a ubicarse en el borde costero, la declaración de impacto ambiental (DIA), no integra ningún análisis respecto de los impactos que provocaría en el interface costero-marino ni en el ambiente marino. Así, los potenciales impactos en cetáceos y la vida marina en general genera inmediata incertidumbre para la sustentabilidad de las actividades económicas de recolección, pesca y cultivos marinos por parte de las comunidades costeras locales y particularmente, amenaza el desarrollo y consolidación de las crecientes actividades turísticas locales en un área mucho más amplia.
En efecto, el Monumento Natural Islotes Puñihuil es reconocido por el sostenido crecimiento del turismo de fauna marina, único lugar donde anidan conjuntamente pingüinos de Humboldt y Magallanes, y el que en menos de siete años ha aumentado desde 7 mil a 20 mil turistas por temporada.
La preocupación por los efectos de la instalación de este parque eólico en un sector con un alto potencial de desarrollo de actividades de turismo sustentable reina entre los operadores locales. Luz Maria Oyarzo, presidenta de Ecoturismo Puñihuil, alertó sobre las consecuencias que este megaproyecto tendrá “en el posicionamiento que ha logrado Puñihuil como destino de servicios de calidad del ecoturismo marino a nivel nacional e internacional”. Al respecto Oyarzo enfatizó “que el desarrollo turístico del área no sólo beneficia directamente a los operadores locales, sus familias y la red de familias rurales que proveen de productos, sino que también beneficia la ciudad de Ancud, por el importante número de turistas que visitan la comuna motivados por el deseo de conocer servicios turísticos vinculados con la naturaleza, y el gran valor escénico de nuestro paisaje, valorado por su pristinidad”.
Respecto de la tramitación ambiental en curso del proyecto, Oyarzo indicó que“como operadores de servicios de avistamiento de fauna marina nos preocupa que el proceso de instalación del Parque Eólico, no considere un estudio de impacto ambiental y esperamos la reubicación de las torres.”
En tanto, Juan Carlos Cárdenas, director del Centro Ecoceanos aseveró que “el proyecto eólico de Ecopower imposibilitará irreversiblemente el desarrollo turístico entre Ancud y el área de Puñihuil, así como la de Quetalmahue hasta la península de Lacuy. Considerando que los vientos en la comuna de Ancud son similares en todo el territorio del noroeste, el Proyecto debe ser relocalizado hacia el interior de la isla, ya que la actual elección del emplazamiento en Mar Brava se debe exclusivamente a razones económicas de corto plazo que minimizan los costos para Ecopower”.
Sumado a los impactos marinos, la localización actual del parque afectaría además a Quilo, uno de los más valiosos sitios arqueológicos que expresan los primeros asentamientos humanos costeros de América, así como una gran diversidad de avifauna costera, incluyendo especies migratorias, zonas de humedales y dunas, y varias especies terrestres endémicas y protegidas entre otros.
La relocalización del parque eólico lejos de la costa parece ser la única solución para minimizar los impactos al patrimonio ambiental, socioeconómico y arqueológico del borde costero; y las organizaciones exigen al Servicio de Evaluación Ambiental rechazar la declaración de impacto ambiental por no cumplir con varios artículos del reglamento que obligan a la empresa a ingresar un Estudio de Impacto Ambiental.
